jueves, 10 de junio de 2010

UNA TARDE DE OTOÑO...



La tarde de otoño iba cayendo,
como las hojas de los árboles...
el frío congelaba mis manos,
y mi nariz cada vez más roja,
me recordaba que debía apurar el paso...

Sentí de pronto una voz
como un susurro en mi espalda...
era mi nombre, sí... mi nombre,
que en los labios de aquél anciano ,
simplemente parecía más dulce....

Pude reconocer de pronto,
que entre sus años y su boina gris;
la curvatura de sus cejas y su claro mirar
seguía siendo el mismo....
¡Profesor! le dije y me sonrió feliz,
como si al reconocerlo hubiese recibido un premio...

La tarde de otoño iba cayendo,
como las hojas de los árboles...
más ya no era cualquier tarde...

(Valy)

1 comentario:

Valy dijo...

Es una historia real, que me dejó feliz, existen muchas personas que después de conocerlas pasan como de largo...hay otras destinadas a quedarse en ti...como un recuerdo, una bella melodía...o un atardecer, marcando nuestra existencia o haciéndola simplemente distinta...
(Valy)