
Yo te adoro, mujer. Mas de tal suerte,
que desearías, en mi pasión de fuego,
que se quedara todo el mundo ciego,
para que sólo yo pudiera verte
Si alguien se acerca a ti, pienso en la
muerte;
si te mira alguien, al dolor me entrego,
y de los hombres y de Dios reniego
cuando pienso que, al fin, he de
perderte...........
¿Perderte? ¡Oh, no! ¡Rechazo esa
creencia!
Mía fuiste en la infancia todavía;
mía eres hoy, ya llena de experiencia,
Y cuando llegue de mi muerte el día,
te arrancaré sin pena la existencia
para que seas, en la tumba, mía!
Federico Barreto
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peruano (1886-1929)
"Gracias por este hermoso poema que me has dedicado, nunca lo olvidaré mientras viva".
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