jueves, 14 de abril de 2011

A VECES, Daniel Gómez



A veces miro sin hablar
como siempre hablo,
el grupo que a tu lado comparte.
A veces miro por la baranda del puente
lo que ha crecido
lo que se llevan la ondas de las aguas.
Y mientras hablo sin hablar, callado
esas aves albas
impertérritas, descansan hasta emigrar
sobre un límpido espejo.

A veces escucho
sin pretender escuchar
la sonrisa de tu charla,
o la evocación de alguna
de las pasajeras tristezas.
Ellas viajan en el mismo vagón que la alegría.

Permanezco al tacto de la baranda en el puente
permanezco sin más comentario
que el aire respirado.
No hago conjeturas, ni deseo estar en otro lugar.
En verdad no hay otro lugar que donde estoy.

Aquí en el puente
Aquí donde se elevan las montañas altas
y beben el horizonte
Tú, continua tu charla, no hace frío
el viento es una sustancia con cuerpo y alma.
Yo te observo , sin ver
Se lo que haces, sin saber.

Sólo necesito que no precises de nada.
Los campos de aves se diseminan en lo alto.
Y yo te observo y pronuncio tu nombre
como diciendo una canción.

No hay comentarios: