
Hay un lugar,
donde sus almas se desnudan,
el deseo enciende la tarde
y las caretas de cordura se desarman...
Hay un lugar,
donde no hay cortinas que se corren
al verlos alegres por la calle...
y donde nadie cuenta nada,
aunque las horas pasan raudas...
Hay un lugar,
donde sus latidos se encuentran,
sus mentes se unen...
y el sudor es un perfume que embriaga...
enamorando hasta las sábanas...
Hay un lugar,
donde ellos se abrazan,
sin sumar tiempos, sin esperar nada.
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